¿Y
me decís que vas a terapia por esto? ¡Me estás cargando! Si te vas
a mirar para adentro, tené cuidado con quién te vas a encontrar...
En
la próxima sesión voy a ir con vos, ¿y sabés qué le voy a decir
a tu psicólogo? Que cuando íbamos a la primaria eras el hazmerreír,
lo que hoy llaman víctima de “bullying”, un pelotudo. Que te
salvé varias veces de que te cagaran a trompadas, y hasta cobré mas
de una vez por salvarte; y le voy a decir que ya en la adolescencia,
mientras todos tratábamos de tener sexo con algo que se pareciera a
una mujer, vos te escondías. Es más, yo te presenté a Marta para
que debutaras sexualmente. Ella no, vos.
Y
también le voy a decir que te presté un montón de guita para que
cambiaras ese cachivache de auto, me la devolviste, pero a los cinco
años; y también que cuando te quedaste sin trabajo cenaste en casa
durante cuatro meses, y siempre con cara de ogro. Que cuando tuve esa
amante fuiste corriendo a contarle a mi ex. Y le voy a decir que una
madrugada me llamaste a las tres de la mañana porque tu hijo pasado
de “merca” y con un ataque psicótico te quería matar a vos, a
tu ex y después suicidarse.
¡Ah!
A propósito de tu ex. Cuando te enteraste de que te gorriaba con un
amigo, te tuve que poner el hombro para que lloraras. Le voy a decir
yo todo eso a tu psicólogo, porque vos sos tan cagón...
Ya
está, te podes ir. ¡Ah! ¡Decile a ella que me devuelva la alianza!
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